Angel Muñiz Toca
Oviedo 25 de Septiembre de 1903 - Oviedo 11 de Febrero de 1964
Hijo del ilustre catedrático de Geografía e Historia, Acisclo Muñiz Vigo, fue educado bajo la filosofía de su padre del que siempre se ha dicho que no era exigente, “sino que enseñaba a sus alumnos a pensar”.
Estudió el bachillerato en Oviedo y los primeros cursos de violín en el Conservatorio de la ciudad. Para los cursos superiores se desplazó a Madrid con una beca de la Diputación Provincial, realizando una brillante carrera y obteniendo el Premio Sarasate, el más prestigioso galardón de los violinistas.
Cursa la especialidad de Música de Cámara en Colonia, teniendo por maestro a Bram Eldering. A su regreso ejerce como profesor numerario de violín en el mismo lugar donde comenzó sus estudios, llegando a sustituir a Saturnino Fresno en la dirección del centro y aumentando el número de profesores y disciplinas, convirtiendo también el conservatorio al nivel de grado superior .
Autor de una Metodología del violín e iniciación en su estudio, fue titular de la cátedra de Cultura Musical en la Universidad de Oviedo, llevó agrupaciones asturianas al concurso folklórico internacional de Berlín y fue jefe provincial de Educación y Descanso así como director de conciertos en gran parte de España y de Méjico. Fundó la Orquesta Sinfónica Provincial en 1939, aunque por falta de recursos fue reconvertida tres años más tarde en Orquesta de Cámara. Fue elegido por Van Kempem, de la Academia Chigiana de Siena, para dirigir el concierto de clausura de la Gran Orquesta Sinfónica del Maggio Musicale Fiorentino.
Miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos, poseía la Encomienda de Alfonso X el Sabio y era Caballero de la Orden de Cisneros. Medalla de oro de la Obra Sindical de Educación y Descanso. Académico de la Real de San Fernando. Vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Ovetense de Festejos y, a título póstumo fue declarado Hijo Predilecto de Asturias.
El Ateneo creó un premio de fin de carrera que lleva su nombre, a modo de homenaje, para el alumno más sobresaliente del conservatorio en cualquiera de sus especialidades. Sus admiradores de España y de Méjico le erigieron, por suscripción, un panteón en el cementerio de El Salvador.
Silvia Blanco y Luis Cué