Historia del cementerio de Santa María de Colombres

26 de octubre de 2017

Historia del cementerio de Colombres

 

Muchos asturianos se vieron obligados a emigrar a América en los siglos XIX y comienzos del XX. Un buen número de ellos consiguió hacer gran fortuna, y al regresar a su tierra natal, siendo ricos, construían grandes casonas o palacios, o incluso compraban títulos nobiliarios. Entre ellos se encontraban los indianos de Colombres, que cambiaron por completo la fisonomía de su pueblo natal. Ribadedeva es el concejo al que pertenecen las localidades, aquí llamadas parroquias, de Colombres, Noriega y Villanueva.

 

Además de llenar la localidad de impresionantes mansiones, los indianos también quisieron levantar un pequeño camposanto que dejara huella, con sus llamativos panteones. Lo consiguieron, ya que se convirtió en uno de los mejores ejemplos de la arquitectura indiana. El cementerio fue construido por Manuel Posada en 1885, con el patrocinio del indiano Manuel Ibáñez.

 

Los panteones

El cementerio ocupa un pequeño espacio rectangular con muro de mampostería y portón doble de hierro forjado. Nada más entrar encontramos la avenida principal, con panteones a ambos lados y una pequeña capilla al fondo.

El primer panteón es posiblemente el que más llama la atención a todos los visitantes. Es el único de estilo clásico y además asemeja un templo romano, con su podio, columnas y frontón. Alberga una capilla y una cripta suberránea. Se construyó en el 1894 por el arquitecto Mauricio Jalvo Millán para la familia Sánchez Escalante.

El panteón de Don Manuel Ibáñez Posada, conde de Ribadedeva, que además fue el donante del cementerio. Se construyó en el año 1891 en estilo neogótico, y su abandono le da un aspecto más fantasmagórico. Las vitrinas dejaban entrever el altar. También tiene una cripta subterránea.

 

La capilla

Al fondo de la avenida principal encontramos la pequeña Capilla de Nuestra Señora de la Merced de planta cuadrada. Está pintada en blanco, con remates en piedra, y con un frontón que contiene una lápida con inscripción conmemorativa a Manuel Ibáñez y Manuel Posada.

 

Fuente: Los viajes de Wircky