Los Cementerios Asturianos

1 de diciembre de 2017

Nuestros cementerios han estado como todos los recintos funerarios norteños al margen de la vida cotidiana de los pueblos, digamos que son las solitarias «quintanas de los muertos» que han ido dando albergue a aquellos que han pasado al Oriente Eterno, reposando en el largo y adormecido arrullo de la eternidad.

Estos melancólicos lugares, nuestros cementerios, han sido hasta hace bien pocas fechas lugares donde los deudos saldaban las cuentas de la estima al tañer el día de Difuntos.

La sociedad moderna se ha ido alejando cada vez más de los recintos funerarios, de los cementerios, y camposantos que pueblan toda nuestra geografía norteña, hasta llegado el momento en que nos hemos ido dando cuenta de que esas apartadas «quintana de los muertos» son parte también parte de nuestra historia .

En estos señeros finis terrae mortuorios se encierran mucha meta-historia y paulatinamente vamos entrando en ellos y buscando en sus rincones los rastro de las tragedias, de lo sueños y utopías que cada cual vivió, observando como en cada tumba aflora el sentimiento que mantiene viva la llama frente al olvido.

Sin embargo no sin deleite descubrimos en estos lugares todo un quehacer estético y ético frente a la muerte, representado de mil y una formas.

Hemos vuelto la mirada dejando entrar en nuestro quehacer cotidiano la visita a los Cementerios, porque además de hospedar la melancólica calma de algo que han concluido, como es la vida, nos muestra como un libro abierto la universalidad de nuestro acontecer como seres humanos, en las diminutas tumbas que denotan la mortalidad infantil de antiguas épocas, en la expresión del recuerdo hacia nuestros deudos en esas marchistas florecillas a pesar de los siglos, en el gusto estético de las nobles familias que quieren dejar plasmado su presencia más allá de la muerte, en las rebeldías de un pueblo cuya heterodoxia muestran los cementerios civiles, en fin, todas estos recintos los hemos ido recobrando del olvido para reconocer en ellos nuestro pasado.

Cada cementerio es un mundo, y cada tumba por modesta que sea es un universo. Sí entramos en estas «quintanas» con los sentido abiertos a buen seguro que en las visitas de cada uno de ellos, sacaremos una lección que se fundamenta en saber que aún muertos somos un recuerdo y partes fragmentadas de una historia.

Nuestros cementerios astures, no son el patrimonio de la humanidad, pero son el resultado de heredad de una pertenencia a un pueblo que concibe de una determinada manera la muerte y el recuerdo, y como no, también el olvido..

Lo que a continuación se expone es una muestra de ello, no lo olviden.

Victor GUERRA

Editor del Blog ORIENTE ETERNO y

CEMENTERIOS  ASTURIANOS